miércoles, 20 de febrero de 2008

Lámina devota

















































Lámina devota



No vemos la espalda a los ángeles, el sexo
les naciera entre alas; reclinada la cabeza
sobre el divino hombro la perfecta alma.
Cruza la estampa una lluvia de besos
y se arruga en los bordes
por la ola de manos que del pan
al cabello se posan como el fuego
en el rincón de la fragua.

Cuántas veces recontaba las hileras:
la primera —de cinco, como todas—
con Bartholomaeus al frente seguido
del cordero que junto al dulce arroyo
pace y luego Ambrosius y los dos
ángeles acabando por el romano
Expeditus con la cruz de amarillos destellos.
Es fácil recordar con detalle toda
la estampa, pero ello no devuelve
la tierna infancia.

Así fue todo. Caminos donde las fuentes
manaban chorros de oro, cantos
en las tardes de Abril y en la mesa
frugales refrigerios a la espera
del lino de las sábanas.

(1970)

---

Cónsul. Barcelona. Ediciones Península. 1987.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El devoto señor Lerín.

Anónimo dijo...

Perfecto verso