martes, 28 de julio de 2009

Domicilios, 7


Pabellones de RENFE (viviendas de ferroviarios) en San Vicente de Calders, provincia de Tarragona, hoy habitados por las almas de los pilotos italianos que durante nuestra guerra civil bombardearon, a bordo de hidroaviones (“pavas” o “zapatones”), la contigua estación de ferrocarril; situación que dio lugar, en el último tramo de la contienda, a la construcción de un edificio sustitutivo semisoterrado hoy ilocalizable.
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Fotografía: L. A. A. Percy

miércoles, 22 de julio de 2009

Velero

Mi amigo Luis Arcadio Arcos Percy me manda una fotografía y un texto acerca de un bonito barco de vela. Se trata de un esgrafiado sobre el revoque de la cara exterior de una pared en una masía medieval abandonada cercana al pueblo natal de Juan Perucho, Albiñana, en la provincia de Tarragona. Dice Arcos Percy: “El barco está en la cara Noroeste y en un contrafuerte cercano vemos una fecha: 1842. Seguramente el autor era familia del dueño ya que en esa esa época la gente del campo sólo contrataba a un maestro de obras como " asesor " y, a veces, ni eso. Tenía que ser alguien que se sintiera con libertad para hacerlo; subido a un andamio, el artista vería el mar y la entrada del antiguo puerto de San Salvador, un puerto de los llamados de arena. Los navíos atracarían cerca de la costa donde serían cargados, mediante "llaguts" (laúdes), normalmente de vino y aguardiente para América. El padre de Angel Guimerá, uno de los dramaturgos favoritos de Hitler, tenía negocios en este puerto. Según lo que he podido consultar, de 1830 a 1870 es cuándo se registró más actividad portuaria, por lo que nuestro artista debió de ver barcos a docenas. Las aguas aquí son tranquilas y cerca hay una torre de heliógrafo construida sobre una antigua torre de vigía contra los berberiscos. Esta masía pudo servir de estación de postas del camino de diligencias de Tarragona a Barcelona, el antiguo camino real. El dibujo mide unos 60 ó 70 cm. por 35 ó 40. Desde crío lo he contemplado pero hasta el pasado 24 de junio no me decidí a fotografiarlo, y tuve un mal presentimiento, por fortuna no confirmado.”


martes, 14 de julio de 2009

Los sin hombros

Es una familia querida en el barrio. La madre, florista, especializada en Wagner. El hijo mayor, que fuera dentista, hoy vende cupones en Plaza de Ordicia. La hija, reptante, huronea lista. El hijo menor preside las rifas que los jueves pares celebra Artemisa. Del padre no hay nada que pueda dar pistas; ¿huiría a Chipre?, ¿vivirá en Galicia? Lo cierto es que todos carecen de hombros, el cuello muy gordo, la cara amatista.

lunes, 13 de julio de 2009

Parábola del fumador empedernido y el ornitólogo de campo

El ornitólogo de campo necesita salir a la terraza de su apartamento 2º A para escudriñar los cielos y descubrir e identificar aves. El fumador empedernido necesita salir a la terraza de su apartamento 1º A para encender un cigarrillo ya que su esposa no le permite fumar en el interior de la casa. A veces el ornitólogo de campo, cuando está en su terraza, coincide con el fumador empedernido cuando está en la suya, produciéndose, entonces, una situación incómoda para ambos ya que este último sabe que los ascendentes humos molestan a su vecino pero la necesidad de fumar es tan poderosa que no puede reintegrarse al salón ya que su esposa sigue plantada ante el televisor y, en el caso del ornitólogo, no puede reintegrarse a su cuarto de estudio si en aquel momento está identificando una rara especie voladora. Hay que decir que el fumador empedernido fue torero, después comercial de una conocida firma de pinturas y, en la actualidad, jubilado, mientras que el ornitólogo de campo es, además de ello, poeta activo. Pocas veces se han visto, apenas salen a la calle y, si han de hacerlo, y para evitar engorrosos saludos, abren con cuidado la puerta de sus apartamentos para comprobar con atención si otras personas están, en este momento, transitando por la escalera. En una ocasión sí coincidieron en el portal de entrada de la casa y hay que decir que la cortesía brilló al más alto nivel en cuanto a ceder el paso y, también, que a continuación surgió un breve pero fluido intercambio de opiniones sobre política y artes marciales que merecería figurar en el libro de estilo de algunas embajadas. Este lunes el ornitólogo descubrió la esquina de un folio escrito a máquina asomada bajo la puerta de su piso. Lo extrajo y lo leyó. El fumador empedernido proponía un arreglo para convertir las dos importantes actividades, la suya y la de su vecino, en algo absolutamente placentero. Proponía permutar los pisos. Los humos ascienden, está claro, pero al emitirse desde el piso de arriba no iban a molestar al oteador de aves si este se instalaba en el piso de abajo. Dado que las viviendas eran idénticas sólo los muebles podían constituir un problema, mas sugería olvidarse de ellos. El fumador y su esposa sólo necesitaban el sofá y el televisor. El poeta, su mesa con el ordenador y algunos libros. Lo demás -camas, cocina, baños- resultaba inoperante y, sobre todo, perfectamente intercambiable. Así se hizo. Hoy desarrollan sus actividades a las mil maravillas y aunque procuran evitarlos, no les resultan tan incómodos los encuentros fortuitos.

sábado, 11 de julio de 2009

Triángulo Gmail

A descubre el blog de B
A investiga quién es realmente B
A escribe a B
B pregunta a A quién es
A se niega a decirlo
B acepta una relación electrónica con A pese a hallarse en desventaja
C conoce, dada su labor de vigilancia y protección de B, la relación entre A y B
C sabe quién es A pero no se lo comunica a B
B informa a A de la existencia y del papel de C
A llora al ver que la confidencialidad del correo con B ha sido violada
A dinamita la relación y los proyectos comunes con B
B muere de pena

viernes, 10 de julio de 2009

Títulos

En una larga entrevista el poeta Preferir en Coral habla, entre otras sugerentes cuestiones, de la génesis de los títulos que encabezan sus versos. “En la adolescencia”, dice, “el título surge antes que la redacción de los poemas, condicionándolos. En la madurez, en cambio, el título es el resultado de una búsqueda, a veces trabajosa, terminada la redacción del libro”. Como ejemplo de hallazgo agradecido cuenta un suceso que le ocurrió durante la firma de su segundo poemario, Al vaho ralo, en la Feria del Libro de Madrid del año 1971. “Tras dos horas bajo el sol repitiendo el ritual de la pregunta del nombre de pila y la escritura de la dedicatoria estándar comencé a sospechar que muchos de los libros que me ofrecían eran de otros autores y, si eran míos, no correspondían al que era motivo del acto. Cuando llevaba ya más de tres horas estampé la firma en un volumen titulado Propicia duda cuyo autor, me pareció ver, coincidía conmigo en nombre y apellidos pero yo estaba muy fatigado, me dolían la espalda y los ojos, y no quise entrar en averiguaciones con el elegante caballero que me lo dio para la firma. Treinta y cinco años después, ante la urgencia de encontrar título para mi primera antología poética, mantuve una reunión con los editores y cuando estos me mostraron la maqueta me di cuenta inmediatamente de que su aspecto era el del libro que el caballero de marras había llevado a la feria y comprendí que si aquel se titulaba Propicia duda era del todo obligado que este disfrutara de idéntico rótulo. Fue una suerte aquel encuentro.”

Miradas

Los dos negros altos –ella da miedo- contemplan
al pequeño mono blanco con expresión de no
acabar de entender de qué va todo esto.
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Foto: El País

miércoles, 8 de julio de 2009

Domicilios, 6




Tras recibir tu foto fui a ver la casa Werlig-Hammerlass obsesionado por la insólita presencia de un angelote. Mas no lo hallé. Ni señal o huella de que lo hubiera habido. Alguien habló de murciélagos. De enormes cabezas. Aguardando el invierno.

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Gingival
Pág. 70

martes, 7 de julio de 2009

Arte Casual. Manifestación de carácter urbano.


Plazos

En otoño adquirió el nicho. Impecable. En el ala norte. A salvo de vientos llovedores. Lo visitaba a menudo. Siempre había cosas que hacer: unas telarañas, unas malas hierbas. Al año hizo pintarlo. Tono crema. En mayo colocó una verja. De hierro. Llegó el invierno. Y enfermó. Nada que fuera particularmente grave pero el médico le impidió salir. La primavera también fue fría. Mas él ya no aguantó más. La calle. El bus del cementerio. Era jueves, diecinueve de junio del año 2007. Avanzó por el camino empedrado sabiendo que algo iba a ir mal. Quiso tranquilizarse. Son las secuelas de la enfermedad, y el calor virulento que de golpe ha aparecido. Pensó. Mas ya de lejos vio cosas extrañas. Aceleró el paso. Y el corazón le iba a explotar. ¿Qué hacía ese hombre? De pie. ¿Retirando una escalera? La losa, de mármol, de color verde. Las letras, góticas, doradas. Su nombre. Y sus dos apellidos. Correctamente escritos. Siempre sufría si no los acentuaban. Miró al albañil. Y éste, solícito, al tiempo que se agachaba para socorrerle, dijo que lo enterramos hará un mes y, disculpándose, que la lápida no llegó hasta ayer.

miércoles, 1 de julio de 2009

A los escépticos























Habitante del matorral mediterráneo y, en general, de zonas meridionales secas y calurosas, la curruca cabecinegra –Sylvia melanocephala- se ha establecido en puntos de la Canal de Berdún (término de Jaca, Huesca) en los que nunca había sido citada. Concretamente en laderas de monte bajo de la margen derecha del río Aragón entre las desembocaduras del Estarrún y el Lubierre, en la finca de Hortilluelo, pedanía de Ascara. En cuatro o cinco años esta especie termófila ha colonizado un ecosistema considerado no apto para ella. Si nos atenemos a la media de temperatura e innivación de los últimos cincuenta años nada haría sospechar que fuera posible la presencia del pájaro. ¿Qué está pasando?