lunes, 27 de diciembre de 2010

Otro hápax

Quizá el más agradecido de mis oficios sea el de buscador de hápax. Hoy creo estar en condiciones de afirmar que he encontrado uno, el segundo en mi vida tras 'carable’ http://ferrerlerin.blogspot.com/2008/12/predador_28.html , y del que paso a dar informe.

El Romance de Tebas, ” Le Roman de Thèbes”, de mediados del siglo XII, contiene la forma ‘azoivre’ en una ocasión, y esa ocasión es única en todo el universo de la literatura francesa. Vocablo aplicado al onagro, al asno salvaje, équido poco documentado en Francia (una de las escasas citas es la del poeta franco-romano Venantius Fortunatus en el siglo VII), parece adaptación de las formas españolas ‘cebro’, ‘encebro’, ‘acebra’, dadas a un animal común en zonas esteparias de la península ibérica hasta ser extinguido por la caza en el siglo XVI. Por ejemplo, el místico murciano Abenarabi nos ilustra, a finales del XII, con una cita sevillana: “... iba yo de viaje cierto día en compañía de mi padre, entre Carmona y Palma, cuando topamos con un rebaño de onagros o asnos salvajes que estaban paciendo...”. La toponimia constata la extendida presencia de la especie: Cebreros (Ávila), Ensebras (Alicante), Oncebreros (Albacete), Vallcebre (Barcelona), Navacebrera (Cáceres), Cebrans (La Coruña), Acebrón (Cuenca), Cebreiros (Orense), Valdecebro (Teruel),

Por cierto, las cebras africanas fueron así bautizadas por los expedicionarios y aventureros portugueses, llegados al Congo y Angola a finales del siglo XV, dada la semejanza morfológica y etológica con el cebro ibérico.

viernes, 24 de diciembre de 2010

La pie bavarde

Siento especial predilección por las personas que hablan solas; hoy precisamente he vivido una singular aventura con una de las más destacadas, Natis Manchuela, especialista en el monólogo interrogado. Íbamos en mi todoterreno y he tenido que dar un frenazo, aparcar a la desesperada en la cuneta musgosa, y saltar rápido para recoger una hembra de sapo –Bufo bufo- en grave riesgo de ser atropellada pese a que al tratarse de una carretera de montaña el número de vehículos es reducido; no he dicho que veníamos de una carroñada y que nos acompañaba Marcia, vegetariana por amor a los animales e hija de Natis. He colocado el anfibio en un terraplén cercano al lugar al que se dirigía, una charca permanente donde se producen los multitudinarios amplexos, pero antes lo he llevado hasta el coche para que lo vieran las señoras y Marcia, tras un débil y respetuoso “¿puedo?”, ha rozado con el índice de su mano derecha, enfundada en un guante imitación piel, la dura cabeza del sapo. Al reemprender el viaje y comentar mi sorpresa por la actividad del anfibio en época de hibernación, Manchuela ha iniciado, aunque no de modo inmediato, un gutural parloteo globalmente indescifrable pero en el que podían pillarse expresiones como “tenía los ojos cobrizos”, “día húmedo” y “¿dónde estará ahora?”. Ha sido tras dejar a Marcia en el aeropuerto (volaba a Londres para una entrevista de trabajo) cuando he podido disfrutar, en toda su plenitud, del rico acervo discursivo: preguntas, respuestas, reflexiones al hilo y una sorprendente y desopilante coda justo en el momento en que llegábamos a nuestro destino, el almacén principal de la fábrica de trajes, americanas y pantalones Aneman.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Textos anónimos 17

El pirata Pedro Ramón Francisco García es el terror de los océanos. Tras abordar y desvalijar un navío español, se deshace de los prisioneros e intenta vender a las mujeres al bergante Ramírez. Sin embargo, el segundo de a bordo, Suárez, hace reconsiderar a García su decisión proponiéndole pedir un rescate por ellas. Su plan se irá a pique cuando un extraño personaje enmascarado, que se mueve entre las sombras sigilosamente, intervenga y los pille de improviso.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Tercera

Juanita Laderas fue mi mujer durante aquella etapa. Una mujer excepcional, cariñosa, enamorada y que con Mauricette Fécamp, una francesa del Rosellón que amé en el hotel Las Palmeras de Lloret de Mar, son las dos únicas mujeres comestibles que he conocido en mi vida: carnes almizcladas, fluidos almibarados, no hubieran necesitado nunca pasar por el jabón y la esponja, qué fenómeno natural tan extraordinario; a veces, en días de particular melancolía, me martirizo pensando en sus cuerpos sumidos ya en el azote del tiempo o quién sabe si en el sombrío festín de los gusanos.

Níquel

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Ha sido hoy en Francia. Cuarenta y cinco años más tarde. Lo que parecía imposible ha sucedido. Otra mujer, la última dada mi edad y la rareza de la especie, se añade a la magra pero suculenta lista. Imaginen a Anna Netrebko en Casta Diva. Imagínenla abriendo la boca como sólo ella sabe. Pero imagínenla sin lamé de oro. Imagínenla sin pasado doméstico. Así se aproximarán a ella. Aunque yo sé con certeza que nunca la alcanzarán.

16/12/10

sábado, 11 de diciembre de 2010

Cinematógrafo

Un poema de 2010, perteneciente al libro Hiela sangre (¿2012?), que apareció el 30/10/10 en ABC Cultural, luego en el cuadernillo 118 del AULA Díez-Canedo y ahora en el nº de diciembre de la edición mejicana de LETRAS LIBRES:

http://www.letraslibres.com/index.php?art=15105


jueves, 9 de diciembre de 2010

Razas





























Comencé a sentirme braco en 1986.
Cabeza bien cincelada.
Labios bien ajustados, bien pigmentados.
Pelo corto, raso, apretado, seco, duro al tacto, ruano.
Cobrador.
Eficaz en el pantano.

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Olivenza (Badajoz).
Prueba de gabardinas.
Archivo Fran Ferrer.

domingo, 5 de diciembre de 2010

De la trashumancia

Era don Paco de pequeña estatura, de pulcritud extrema, austero hasta la exageración, de una sobriedad a toda prueba y de un carácter en el que se combinaban de manera perfectamente armónica la familiaridad y el señorío, sin caer jamás ni en la vulgaridad ni en el orgullo. El invierno lo pasaba en su casa de Madrid. En la primavera, cuando llegaba la época del esquileo de las ovejas, se trasladaba a sus dehesas y pasaba cuatro semanas instalado en una habitación de la casa de los guardas, más austera y desnuda que la celda de un cartujo. Terminado el esquileo, y cuando los rebaños emprendían su marcha hacia los “puertos” de Babia, don Paco se instalaba en su casa de Hospital de Órbigo, en la que esperaba su paso hacia las montañas leonesas. El mes de junio lo pasaba en León, y los de julio y agosto en Villablino. En el otoño volvía a hacer, en sentido inverso, el mismo recorrido de la primavera, a saber: León, Hospital de Órbigo, donde veía pasar a los rebaños de vuelta a sus pastos de invierno; las dehesas de Zamora hasta que les dejaba instalados en sus apriscos para la invernada; y allá para primeros de noviembre retornaba a su casa de Madrid, coincidiendo con el principio de la temporada de ópera en el Teatro Real, que seguía fielmente.

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Pablo de Azcárate, La Fundación Sierra-Pambley
Papeles de Son Armadans, Núm. XCIV, 1964
Págs. 83-84

sábado, 27 de noviembre de 2010

JMMD PRES FFL

Sr. don Francisco Ferrer Lerín
Jaén, 26 de noviembre de 2010

Amigo Paco, aquí llevas [JMMD PRES FFL], tal cual lo subí a tu lectura de aquel día de después, el texto con que había previsto presentarte. Pendiente tiene, si buscase acomodo en algún lugar, antes que otras muchas matrices que aquí tengo y que podrían entrar —lo que falsificaría la cosa—, las datas bibliográficas de lo mencionado, citado o referido —imprescindibles por la naturaleza del texto y mi condición de eurodito.

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FFL: dos días después
Juan M. Molina Damiani

Francisco Ferrer Lerín vio durante una época más de cuatro películas diarias.
Tahúr de Jaca, Francisco Ferrer Lerín desprecia las tácticas miméticas de las masas y ha buscado el porqué de miles de actos estúpidos ajenos y propios pero sólo le ha sido dado dar con el sonido de una vara de mimbre [La hora oval, 101; Cónsul, 18].
A Francisco Ferrer Lerín, de hacerle caso a Félix de Azúa, Castellet, Gimferrer, sus novísimos y toda aquella cuadrilla lo conocían con el mote de «El Buitre», aunque antes ya lo llamaban en el colegio «El Pajarito», acaso, no se sabe bien del todo, por su hipersexualidad impía y retráctil.
A Ferrer Lerín le repugna el afán de originalidad.
Que yo sepa, de Ferrer Lerín han escrito Daniel Hübner, Beatriz Huarte, Javier Ozón, Antonio Lucas, Antonio Fernández Molina, Antoni Marí, Jorge Ortega, Santiago Montobbio, Sergio Vilar, Manuel Esteban, Fernando Savater, Alfredo Saldaña, Carlos Jiménez Arribas, Luis García Jambrina, Juan Carlos Abril, Pedro Luis Casanova, José Viñals, José Calabrús, Antonio Legido, José Antonio Gabriel y Galán, Jenaro Talens, Ricardo Abalsamo, Leopoldo María Panero, Túa Blesa, Enrique Vila-Matas, Pedro Gimferrer (luego Pere), Fanny Rubio, José Luis Falcó, Manuel Ruiz de Adana Castro, Jaime Mundo y Anna Luna Milá.
Yo conocí a Paco Ferrer Lerín cuando vivía en Huelma. Cuando yo vivía en Huelma y él y su familia lo hacían en Torredonjimeno. El enigmático Ferrer había publicado a finales de 1987 dos artículos en el Diario Jaén. Llamé a la redacción. Les pregunté por el conducto por que se había hecho el periódico con esas colaboraciones. Me dieron una dirección de Torredonjimeno. Allí que fui. En su despacho me habló de los necrófagos que estaba repoblando, de los poetas de la Escuela de Barcelona, de Jaime Gil, Carlos Barral y otros poetas a quien trató de joven, insignificantes muchos [La hora oval, 62].
A Ferrer Lerín le repugna el afán de originalidad, ya lo he dicho.
La rareza de Ferrer Lerín es inclasificable: nunca puso su vida al servicio de la literatura. A la literatura la ha tenido siempre como empleada del hogar de su vida. Escribe aún hoy para mitigar un ruido que tiene en la cabeza. Su estética es terapéutica y bestial [Bestiario, ¿?].
Muchas de las cosas escritas por FFL son producto de la escritura automática: su surrealismo es de estirpe dadá. Por muchos premios que aún puedan seguir dándole, no creo que la historiografía pueda encajarlo en ninguna tipología [La hora oval, 131; Cónsul, 16].
Paco ha aceptado el riesgo de no ser leído a ver si así alguien siente curiosidad por leerlo. La factura que se paga por estos atrevimientos suele ser cara: los lectores profesionales lo borran de sus índices onomásticos y listines de teléfonos.
Según su novela Níquel, autobiográfica, Ferrer Lerín fue agente de la CIA. Su obra esta plagada de matones, violencia, sangre, sexo y chicas que hablan con desconocidos a cambio de dinero.
Paco habla, cuando le preguntan por sus maestros, de Borges, Saint-John Perse, Ezra Pound, Poe, Cela, Ana María Matute... Es un poetófago: su obra se alimenta de textos vivos que él sacrifica previamente y luego deja descomponer en el muladar de su mesa.
De la vida de Ferrer Lerín sabemos mucho pero se desconoce lo esencial, que vive como un estado de gracia cualquier arremetida del esplín o del cafard [De las condiciones humanas, 27].
Ferrer Lerín es el responsable de que la península ibérica aún cuente con varias especies de necrófagos que hace un par de décadas estaban medio desaparecidas. Novísimo, pues, pero del sector agrario-ganadero [Solapa, El jugador ¿?].
Paco Ferrer Lerín está casado con Concepción Jiménez Castro. Tienen dos hijos.
En la Barcelona de los años sesenta Paco vivía del póquer, del póquer chiribito: desplumaba a pichones con dinero fresco. Dotado biológicamente para las timbas, Paco admira a Faulkner y Piranesi —que no se me olvide decirlo [Níquel: 135].
La lírica es lo más parecido a la masturbación. La épica es siempre violenta. El humor de Paco es dramático, quiero decir: teatral y dialéctico. Suyo podría ser el constructo de que frente a la realidad histórica, periodística o literaria está la realidad científica de lo jurídico, su maza y su silencio administrativos [Dónde, ¿?].
A Paco Ferrer le dieron anteayer el Premio de la Crítica. Yo me enteré por mi mujer, a quien llamó la suya para decírselo. Él estaba preparando la maleta para venir hasta Jaén, pensando en cuándo podría ponerse a comer si alguien le calentaba antes las lentejas.
La disolución de los géneros literarios es la matriz donde se genera la poesía de Ferrer Lerín. Si bien, ojo, la música de sus textos deriva de las imágenes que contienen —imágenes hechas con palabras, cuidado: de aquí su mérito.
FFL no es un literato.
Infinidad de actos violentos pueblan las historias de Francisco Ferrer Lerín, ya lo he dicho: un autor, sin embargo, nada tolerante con los tardonaturalismos naïf tan de moda en esta época.
A Paco le aburre la literatura seria —Lorca, Unamuno, Azorín y en este plan. A Paco, si no miente, lo que le entretiene es escribir la suya propia: incoherente, hecha de fragmentos, de naturaleza visionaria pero un punto astigmática, o sea: imaginista [La hora oval, 72].
A Francisco Ferrer Lerín algunos maestros lo han copiado sin haberlo leído, sin conocerlo. Incluso algunos por adelantado [Data: ¿?].
Ferrer Lerín ya había hecho las maletas cuando Castellet empezó a tramar lo de sus Novísimos. Y así que lo supo, aceleró su marcha.
Paco Ferrer sabe que para ser poeta no es necesario escribir versos. Que escribirlos suele ser, muchas veces, una prueba de cargo para negarle a cualquiera su condición de artista.
Paco Ferrer Lerín siempre anda haciendo las maletas, cogiendo trenes o taxis, cambiando de planes, llamando a su gente por teléfono. Duerme una media de ocho horas diarias, repartidas en cuatro sesiones de dos.
A Paco Ferrer le repugnan las personas que lo consideran un artista o un intelectual, categorías a día de hoy que forman parte del imaginario de la burguesía más zafia y de los obreros con afán de desclasarse.
Nada de simbolismos hay en la obra de Ferrer Lerín pero mucho, empero, de la tensión epocal que padece nuestro tiempo desde hace más de setenta años.
Informal y matérica es la escritura de Ferrer Lerín. Y elegíaca porque sabe del fracaso de la aristocracia de la inteligencia.
Tengo una colección de cartas manuscritas de Ferrer Lerín. La primera de comienzos del año 88; la última del 2003. Podrían ganarse unas perras con ellas dentro de unos años. Cuando quieran quedamos. Paco me ha prometido que le certificará al comprador su autenticidad sin costo alguno añadido.
Son cartas interesantes para los eruditos locales de aquí: tratan de nuestra pintura, de nuestra literatura, de nuestro teatro de marionetas. En algunas salen algunos de ustedes. Son muy divertidas.
Acabo: yo no soy arrogante. La obra de Francisco Ferrer Lerín, sí. Yo sólo soy uno de sus fámulos de Jaén, el más humilde [De las condiciones humanas, 39, 43].

JMMD
19 de abril de 2010
Presentación de la lectura de FFL en la Universidad Popular de Jaén

miércoles, 24 de noviembre de 2010

De nuevo

Inicié la redacción con grandes bríos y con la buena sensación de que no se iba a interrumpir. Sin embargo en la frase “llegamos a una ciudad en la que las mujeres debieron de llevar bigote” quedé dudando si no sería mejor la fórmula “dejarse bigote” o quizá incluso “lucir bigote” y perdí los bríos, la fuerza creativa y la esperanza de conseguir el relato definitivo, el que me llevara a ganar el Premio Manzana Dorada y Guacamoles. Un tipo boludo, de esos que uno desea humillar con expresiones como “deja de esconderte detrás de la ironía” estaba, en su labor agrimensora, delimitando el espacio que ocuparan esos pelos en el cadáver reciente de una viuda rica y, al tiempo que sonreía, farfullaba “vean lámina del chimpacé en la Biblioteca Universalis”. Regresé pronto a casa. Ya nada me retenía en la Feria de la Literatura. Abrí el armario del cuarto de los niños y guardé, junto a las cañas de pescar canguingos, los útiles de escritura. Luego saqué el arma de la caja de los sellos. He vuelto a fracasar pensé, mientras me pegaba un tiro.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Mujeres extraordinarias, 3 (b)

Varias de las aventuras recogidas en las libretas de apuntes del senador Grínbou demuestran el poder argumental de la Siberia Extremeña; por ejemplo la titulada “Árboles de Fortuna”, en la que al transitar por un camino carretero cercano al Peñón del Pez le llaman la atención unos arbustos de notable porte de los que cuelgan abundantes frutos. Comprueba al acercarse que se trata de formas esféricas con aspecto de pera asiática que parecen disponer de vida propia. Dice Grínbou: “Diríase que están animadas por un fuego interior, una luminiscencia, eso sí plateada, que irradia de su superficie aunque resulta evidente que se origina en el hueso de la fruta o de lo que realmente sean esos glomérulos”. Duda pero al fin blande su navaja multiusos y desprende del arbolito una de las excrecencias, que le quema. Abre dolido la mano y la cosa cae al suelo donde se desmonta, se abre en capas, dos o tres capas como de cebolla que dejan ver un núcleo impecable en su esfericidad y en su transparencia. Con un palo lo empuja y tiene la sensación de que se ha enfriado y ya puede cogerlo. Así es. Una bola de cristal en cuyo interior reside la cabeza de una mujer sonriente. La envoltura se deshace y le queda a Paul Grínbou una cabecita que va medrando hasta llegar al tamaño estándar en la categoría de las microcéfalas. De inmediato, del muñón inferior le crece el cuello y de él, con rapidez, se le conforma el cuerpo, ya vestido. Son mujeres calientes envasadas, dispuestas a dar palique a los caminantes. Sentados sobre una piedra plana conversan durante largo rato. Luego, Grínbou, reemprende la ruta no sin antes despedirse de su nueva amiga y constatar la belleza de sus ojos extranjeros, la vivacidad de los labios coralinos y el incuestionable perfil de martinete –Nycticorax nycticorax-. “Habrá más fruta al regreso”, cavila, “intentaré no extraviarme y volver por el mismo sitio”. Ha quedado realmente entusiasmado con la gracia de su fraseo y la no desdeñable carga irónica del mismo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Mujeres extraordinarias, 3 (a)

Cuando en 1996 el senador Paul Grínbou recorre la Siberia Extremeña a la captura de votos descubre un mundo nuevo, un territorio que denomina El País de las Mujeres Extraordinarias. Sus impresiones las conocemos gracias a la generosidad de su viuda Dolores de Antofagasta que ha donado al gobierno de Mérida las libretas de apuntes del viaje. En la primera narra “los hechos excepcionales” sucedidos durante una velada en la posada de Quintanar de las Almas. Parece ser que la mesonera, Antonia Paniquesa, se preciaba de disponer de un gran repertorio de caras y vericuetos gestuales. Grínbou, quizá algo achispado por los caldos de Almendralejo, la reta a que muestre más de cinco caras manifiestamente diferentes. Paniquesa acepta ampliando el envite: si consigue más de diez caras, Grínbou deberá regalarle la finca menorquina de la que tanto alardea y, si no es así, ella le cocinará de balde, todos los días en que permanezca en la posada, un plato de bacalao a la portuguesa igual al que tanto le ha gustado. De acuerdo. Paul encendido el rostro, temblor en brazos y piernas, pide otra jarra. Antonia ordena que llamen al señor notario. Hoy me llega bonita foto en color de Paniquesa, sentada en un sofá de diseño, en el porche de entrada de la casa principal de su finca Moixeta voltonera.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Textos anónimos 16

Vern Haskell atraviesa el Oeste en busca del hombre que violó y mató a su prometida. Alguien le dice que es posible que encuentre a los culpables en Chuck-a-Luck, un rancho que sirve de escondite a diversos criminales y que regenta una cantante llamada Altar Keane. Para acceder a él, se hace pasar por un fugitivo y Keane le advierte de que en Chuck-a-Luck hay una sola norma: no hacer preguntas.

martes, 9 de noviembre de 2010

Central Park




























Nadie rechazaría la posibilidad de disfrutar gratis de un apartamento en Manhattan. Sin límites de tiempo. Sin fechas. Una llamada, y una amable voz responde siempre sí a mi solicitud de uso. Limpio. Impecable. Durante este 2010 lo he ocupado en marzo y, ahora, acabo de volver de una estancia de dos semanas. ¿A cambio de...? No creo que convenga desvelar los detalles; muchos opinarían que se trata de un regalo, que el ejercicio de la fotografía no es un trabajo, al menos un trabajo duro, y otros, en cambio, reconocerían su incapacidad para llevar a cabo dignamente este tipo de reportajes. Un ejemplo, y termino, la foto que acompaña estas líneas, de diciembre del año pasado, y que alcanza el grado de provocación exigido; una imagen fruto de la perseverancia, de la buena luz, de la hora intempestiva y, por supuesto, del veleidoso azar.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Por qué no te callas, Papa?

¿Cómo es posible que superado ya el medievo un individuo se dedique en público a insultar a la inteligencia y que desde las instituciones no sólo no le manden callar sino que lo arropen personal y económicamente?

jueves, 4 de noviembre de 2010

Mujeres extraordinarias, 2

Primero fueron los senos frontales, de cuando iba en moto y siempre estaba con la milonga de la sinusitis hasta que con la placa se descubriría la carencia: “agenesia de los senos frontales” sentenciaría el otorrino Juancho, precisando que quizá se había rellenado el espacio o que no se habían formado cuando toca que se forme allá por el cuarto año de vida. Luego, las molestias gástricas inveteradas, de nuevo la placa esclarecedora y el diagnóstico sorprendente: “torsión estomacal, muy frecuente en los perros” sentenciaría y mitigaría con el simpático añadido el digestólogo Mario. Ahora, lo último, cuando al final decido dar el paso y comprarme unas progresivas, el óptico Carlitos comenta a voz en grito, seguro que también para quitar hierro al asunto al compartir con toda la clientela el raro acontecimiento, que mis ojos, que el centro de mis ojos, que el foco, plantea problemas al elegir montura: rostro excepcionalmente ancho, anchísimo, y ojos perdidos en el centro de esa inmensidad desgraciada.

sábado, 30 de octubre de 2010

martes, 26 de octubre de 2010

El segundo por la derecha














Se podría iniciar una narración que versara sobre mi cumplimiento del Servicio Militar con un lapidario “yo fui feliz en el Ejército”, para continuar con algunas explicaciones del tipo “dispuse de un suficiente grado de reconocimiento”, “disfruté por primera vez de la camaradería”, “vi perfectamente ejemplarizada la pirámide social (un general, unos jefes, vasta tropa)”, “comprobé lo cómodo de obedecer frente a lo incómodo de mandar” y ya en un plano aparentemente azaroso -pero que no lo era tanto- “me permitió conocer a dos personajes que de diverso modo marcarían mi vida”.

Níquel (pág. 43)

domingo, 24 de octubre de 2010

Gimnástica

La mayoría de las personas que han participado en el evento gozan de una alta ambigüedad sexual. La más sugerente ha sido una clitoridiana atleta de perfecta dentadura con la que me enzarcé en un pugilato dialéctico acerca de las peculiaridades fonéticas de los oriundos de la comarca del somontano oscense. Luego, al poderla contemplar a esa señorial distancia de los cuatro metros, descubrí que envolvía sus consolidados pechos con unas telas blancas (se apellida Escayola) a modo de lazadas de espaciosos pañuelos para recoger las mieses. Esta mañana, al dejar el hotel arrastrando la maleta camino del aparcamiento, la he visto triscar como una corza entre los romeros y tomillos cubiertos aún de generosa escarcha. Ha salido de una página de la revista falangista Vértice, he pensado. Sí, a partir de hoy, ella será mi preferente seña, mi marca de estilo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Saeta





















Mi primer Hispano Aviación HA 200 Saeta. Tablada. 1959.

jueves, 14 de octubre de 2010

Débil una noche

Sólo una vez se reveló humano. En una cena en el Casino Principal, la cena del viernes que antecedía la gran partida semanal de póquer, una pequeña gota de sudor perló su frente. Un tal Sigalas, Sigalas pequeño, carpintero, hermano de Sigalas mayor, enterrador, se atrevió a decir en voz alta, aunque sin mirarle, fruto de la generosa ingesta de Cariñena, un pretendidamente jocoso “¡Lerín, eres humano!”. Lerín sufrió con esa puya y, de hecho, aquella noche no quiso jugar, convencido de que la muestra de debilidad descubierta por Sigalas iba a obrar en su contra. Lerín había dejado de ir de cuerpo a los cuarenta, y a los cincuenta había dejado de orinar. No admitía excretas. Antes de que lo fueran, las neuronas las quemaban.

sábado, 9 de octubre de 2010

martes, 28 de septiembre de 2010

Domicilios, 19









Dudaba entre encerrarme o abandonar la casa. Mantuve durante dos meses, mientras hubo comida, la primera opción. Luego subí al tejado y salté al callejón trasero. Dejé el hogar. Al menos hasta el invierno. Cuando ya no importara pisar las hierbas de la escalera de acceso.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Experiencias cutáneas

Pertenezco a una familia de leprosos. Sí, pertenezco a una familia de leprosos, o al menos así lo consideré durante toda la infancia. Mis primas Las Cacharritas podían bañarse en la piscina pero no su hermano que, al reblandecerse, dejaba buena parte de la epidermis, y quizá de la dermis, flotando sobre unas intensamente cloradas aguas en previsión de zambullidas clandestinas. Hablo de la década de los cuarenta, de la piscina de la casa de veraneo de mis tíos Higinio y Consuelo (hermana de mi padre), del pueblo barcelonés llamado entonces Caldetas y de mi primo político, hijo de un hermano de mi tío Higinio. En cualquier caso, el niño, del que no recuerdo su verdadero nombre (a nivel interno era conocido por El Leproso), pertenecía de modo indiscutible al sector menos influyente de La Familia. También, en aquellos años, volví a ver despojos flotando gracias a una excursión al santuario de Lourdes organizada por el colegio de San Ignacio donde cursaba Preparatorio: sumergían a los enfermos en unas sombrías piletas que, quizá por eso, por el color mate de la superficie, permitía ver las pústulas y otras excrecencias arrebatadas de aquellas pieles amarillentas. Finalmente, el balneario de La Puda de Montserrat, ahora en ruinas, fue el tercero y definitivo escenario en el que se me permitió ver tamaño espectáculo: mi abuela materna Carmen tomaba las aguas y, en una visita dominical realizada con mi padres, aproveché el sopor en que los adultos se sumían tras la copiosa y renombrada comida para escaparme del férreo control y recorrer a la carrera el laberíntico edificio hasta llegar extenuado a una especie de galería que, como los anfiteatros de los quirófanos, permitía observar la zona de baños en la cual, en ese momento de lógica ausencia de bañistas, unas empleadas, que por su atuendo me parecieron monjas, pasaban sobre el agua inmóvil unos artilugios con los que recogían como cáscaras de fruta que iban echando dentro de pequeñas palanganas.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Podenco galgo en Zuheros








No sabía qué hacer con esta foto. Guardada
durante año y medio por temor a que alguien
pudiera asimilarla a esa cruenta sucesión que
comienza con el mísero cazador y sigue con el
desventurado galgo, la soga y el ahorcamiento.
Pero fue tan intensa la corriente de simpatía
que establecí con este animal que he decidido
exhibirla como un necesario homenaje.


Foto: Vidal Martín Sancho

lunes, 20 de septiembre de 2010

Abundancia

Parece que está acabando la temporada de las mamas supernumerarias, es decir, parece que está acabando la temporada en que por la poca o nula ropa que lucen las mujeres es posible contemplar este simpático fenómeno de la naturaleza. Son dos mis experiencias vitales relacionadas con esta alteración. La primera, participativa como era propio en la etapa adolescente, queda recogida en el texto “Múltiples” perteneciente a la sección “Lances sexuales” del libro Papur. Ahora, entrado en la etapa senil en la que lo pasivo (la condición de mirón para decirlo sin ambages) es lo habitual y lo más confortable, he vivido una culta y científica segunda experiencia (no incluyo en esta lista las exploraciones de mamas múltiples que en la facultad de Medicina tuve ocasión de llevar a cabo ni, tampoco, las fugaces visiones, en espacios públicos, de mujeres así dotadas). Digo que encontré, en un armario que hacía de biblioteca en la casa rural alquilada la segunda quincena de este agosto en la localidad cántabra de Castro Urdiales, un librito en octavo, bien encuadernado y conservado, firmado por J. Mh. y que no era otra cosa que un tratado de mitología: Compendio de la Mitolojía ó Historia de los Dioses y Héroes fabulosos, Imprenta de D. Manuel Saurí y compañía, calle Ancha esquina a la del Regomir, Barcelona, 1828. Así que iba por la página 19 donde se citaba al “confidente Argos que tenía cien ojos y dormía siempre con cincuenta abiertos alternativamente” cuando delante de los dos míos, delante de la silla de mimbre en la que estaba sentado frente a una pequeña piscina, irrumpió una joven de unos veinte años, se sacó la ropa y quedó desnuda y tumbada sobre una hamaca. No sé cuántos minutos transcurrieron pero los cuatro pezones que yo podía ver, los correspondientes a la mitad izquierda de su cuerpo, comenzaron primero a contraerse y luego a aumentar de tamaño en un proceso eréctil que los manuales denominan Telotismo Espontáneo y del que muchos dudábamos de su existencia y, sobre todo, en su versión multiplicada. Debió de ser el sol el desencadenante; sí, sería el sol, muy fuerte para lo que acostumbra aquí en el norte, de hecho mi mano derecha, la única parte de mi cuerpo desprotegida de los rayos solares, se mantuvo enrojecida el resto de la jornada excepto el dedo índice que, durante el milagro, había quedado como punto de lectura sobre la página 19, donde los 50 ojos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Mujeres extraordinarias, 1 (a)

No reparé en el parecido hasta que un día lluvioso nos guarecimos en el portal de un colegio y oí a un chiquillo decirle a otro: “¿has visto que cara de caballo tiene esa tía?”. La cosa no me afectó al principio, casi me hizo gracia, pero al acabar el invierno e iniciar la luminosa temporada de excursiones campestres (a las que era tan aficionada) no pude dejar de reconocer que la poderosa mandíbula, los gigantescos incisivos y los colgantes belfos anulaban cualquier consideración benevolente acerca de su físico. Hubo que dejarlo. Mas ahora me viene a la cabeza un aspecto de la etología de esa brava mujer del que no había vuelto a acordarme hasta recibir, en facebook, una invitación para una fiesta en un cementerio. La mujer caballo era propensa a exigir coito en los nichos. Me refiero a nichos nuevos, aún no cerrados por la insalubre losa. Recorríamos el hinterland barcelonés a la búsqueda de cementerios y al atardecer saltábamos la verja (o a veces la tapia, más practicable) e íbamos al encuentro de la zona en la que el camposanto se estaba expandiendo. Allí aguardaba a que mi señora eligiera la taquilla adecuada. Se quitaba la ropa y con gran maestría (era muy flexible) entraba en el hueco. A veces dejaba fuera la mitad inferior del cuerpo; piernas entreabiertas, vientre palpitante. A veces la parte superior; pechos cimbreados, boca humedecida.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Solicitud de ayuda



















¿Alguien conoce a estas personas? La torre Eiffel. Comienzos de los 60. En el reverso de la foto aparece escrito a lápiz, y con mi letra, un lapidario “Antes de la operación”. Sé que a lo largo de mi vida he cambiado varias veces de sexo pero a qué fase corresponde esta imagen y, quizá lo más importante, cuál de esos dos seres fui, o se trata del mismo ser en un hábil montaje.

martes, 31 de agosto de 2010

Domicilios, 18




















En http://www.facebook.com/profile.php?id=1332882595&v=wall se da la localización de esta vía. Tras el muro granate se halla una moderna residencia subterránea de la tercera edad especializada en tunantes y combatientes.

domingo, 29 de agosto de 2010

En la oficina de correos

Cuenta Mendo que entró agitando un sobre amarillo. Tres mostradores. Uno vacío. Otro operativo. Y un tercero en el que un funcionario semi dormido se parapeta tras el letrero “Fuera de servicio”. Mendo lo despierta al grito de que quiere sellos para mandar unas fotos a su sobrino. El durmiente contesta, con un resoplido, que saque número. La pantalla muestra el 66 y Mendo extrae el 81. Al volverse (esa sensación de que te miran) descubre a un grupo de vagabundos amontonados sobre un banco corrido. Eran las ocho horas treinta y dos minutos, y el día lunes. Si la estafeta llevaba abierta dos minutos... los vagabundos...

martes, 24 de agosto de 2010

Torre de la Señora





























He dejado la cercanía del faro de Cabo de Ses Salines y he visitado el interior de la isla este fin de semana. Desde una finca contigua conseguí hacer esta foto. Habitada por una vieja señora, la torre recibe el nombre de Torre de S´Aigo. Torre del agua. La propiedad, captación , distribución y explotación comercial de lo recursos acuíferos ha generado en esta isla historias de rencores, crímenes y odios que avergonzarían a los sicilianos. Esta torre en Sant Joan está habitada por la última y temida propietaria del acuífero local. La última de su estirpe. Intenté indagar: impera la ley del silencio. El pueblo se llama Sant Joan, al lado de Montuïri. No sé si ves la cortina, yo la vi moverse con las ventanas cerradas. Es un lugar ideal para tirotear a los vecinos, la observación ornitológica o astronómica. Un saludo Luis.

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Fotografía y texto de Luis Arcadio Arcos Percy

sábado, 21 de agosto de 2010

La pedí en matrimonio

Fue fulminante e incluso yo me sorprendí. Salió de lo más hondo de mi ser y ella bajó la cabeza (íbamos caminando por la plaza de la Catedral) y su rostro de muñeca cambió de forma varias veces al tiempo que se coloreaban de azul sus mejillas. Dije: ¿te casarías conmigo? Aclaré: bueno ¿te casarías conmigo si no estuvieras casada, si no tuvieras dos hijos, si yo no estuviera casado? Todo ya digo repentino quizá por llevar en una mano una bandeja de dulces recién comprados en la pastelería Echeto y pasar por el atrio norte como quien sale de misa de doce. Musitó: ¡qué peligro! Concretó: los poetas aún peor que los narradores. Y me dolió tanto el hecho de que no fuera novedad, que mi princesa hubiera vivido situaciones similares, que le encasqueté los dulces en la cabeza. Y fue tal la fuerza producto de la rabia que pese a estar concienzudamente empaquetados se desparramaron sobre su cuello, sobre su espalda y sobre sus pechitos. El vestido de Punto Roma estaba manchado de trufa, nata y crema al cruzar el paso cebra y ser atropellada por el coche de bomberos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Obrero escalador

Se dibuja en el cielo la silueta de un obrero caminando sobre la cubierta de un inmueble de tres plantas. Estoy sentado en la terraza del bar Ganchillo tomándome un Campari con patatas fritas onduladas cuando descubro esa silueta. Corro hacia el coche. Abro el maletero. Y saco la carabina del nueve. Disparo apoyado en el techo de mi vehículo. El obrero cae. Pero es como de plástico o cartón. Y al momento aparece otro. Son las fiestas de Jaca y hacen moverse esos recortables gigantes sobre unas guías situadas en las azoteas y tejados. Una azafata del Palacio de Congresos me entrega un vale para el concierto de los Pekenikes. No es mal premio.

lunes, 16 de agosto de 2010

Textos anónimos 15

El vaquero Cruze llega a una pequeña ciudad de Texas, donde tres hermanos, los Moran, parecen tener aterrorizada a la población. Se sospecha que carecen de corazón a la hora de asesinar, pero de momento sólo son conjeturas. Cuando el celador es encontrado muerto, pronto Cruze hallará pruebas de que los Moran pueden tener algo que ver y su intención es la de formar un grupo de hombres para atraparles. La respuesta de los lugareños será negativa.

domingo, 8 de agosto de 2010

Reo

























Querido Paco: como soy un analfabeto informático, no sabría cómo insertar mi comentario en tu blog. Pero te lo mando y lo pones tú mismo: y además te incluyo una foto chula.

Sí, en efecto, Sileno Campa, el aspirante a campeón del mundo de inmersión subacuática, regresa de Bélgica a bordo de un Volvo a inyección "cuya cabina relucía en lo alto como la carlinga de un avión". Elegí ese modelo por una cuestión de verosimilitud, dado que la acción transcurría en esa zona de Europa y en una época muy determinada, pero por mí mismo hubiese elegido un Reo, porque es el mítico camión de mi infancia. Incluyo una foto que me da la razón si hablo de un amor absoluto, indesmayable e innegociable por ese camión. Si hablásemos de motos, diría lo mismo de la Ducati 900 SS, pero de esta no incluyo foto porque es otra historia, aunque, hablando de motos, una curiosidad: hace algún tiempo, viajando en moto por Galicia paré a fumar un cigarro y estirar la piernas en el ensanchamiento de una carreterilla que tenía tantas curvas como baches y que me tenía torturado. De pronto apareció por entre la maleza un pescador con las clásicas botas hasta la ingle y que llevaba colgado del cinturón un pez que yo no había visto nunca. Mientras me lo ponía en las manos para que pudiera admirar tan curioso ejemplar, el pescador dijo que ese bicho se llamaba reo y que era un híbrido de salmón y trucha. La palabra híbrido me evocó la imagen de un salmón viajero haciendo un alto en su penoso remontar el río para mantener un apasionado romance con una sedentaria trucha y luego seguir su camino pero habiendo esparcido la semilla de la que en su día saldrán numerosos reos. Pero no. El reo es una especie llamada Salmo trutta trutta y se parece mucho a una trucha que se comportase como un salmón, pues al igual que éste lo mismo vive en agua dulce que salada, aunque en cambio es menos migratorio. Según me dijo mi instructor mientras recuperaba su ejemplar, lo más característico del reo, lo que hace que todo pescador de río vuelva a casa rebosante de orgullo si ha logrado cazar uno (porque los peces de río se cazan, me dijo el maestro, no se pescan) es que se trata de un pez loco, que opone una resistencia feroz a ser sacado del agua y que, una vez en tierra firme y cuando parece muerto y bien muerto, de pronto puede empezar a dar brincos y volver al agua ante la mirada atónita de su presunto captor. O sea: si a mí la palabra reo me evoca un camión norteamericano que entró en España con el Plan Marshall y que muchísimos años después aún circulaba por las carreteras españolas cumpliendo toda clase de funciones, para los pescadores gallegos se trata de un pez raro y loco. Qué cosas.

Javier Fernández de Castro http://www.elboomeran.com/blog/189/javier-fernandez-de-castro/

jueves, 5 de agosto de 2010

Domicilios, 17






















Dejaba atrás Gallegos de Hornija, Villasexmir, Torrelobatón. Cruzaba el páramo. Castilla la Vieja. Entre las sábanas. En la caja del gran camión. Biblioteca, dormitorio, cuarto de baño, cocina, buena despensa. Sólo un ruido. El leve rugido del potente motor. Y a lo sumo otro. Neumáticos nuevos sobre la pista recién asfaltada. Llega la noche. Ahí fuera andará el lobo. Y quizá el gran duque. Y el frío extremo. Dentro, placer. Mas ¿quién conduce?

miércoles, 4 de agosto de 2010

Bibliofilia 3

Compro a peso en el mercadillo de Borja un lote de libros viejos en mal estado en el que destaca, por el tamaño, un Libro de cantar Misa. El volumen conserva las cubiertas pero no la portada por lo que es difícil datarlo con exactitud. Sin embargo, en las hojas en blanco pegadas en el interior de las cubiertas, aparecen multitud de inscripciones a lápiz y a pluma en las que las fechas manejadas oscilan entre 1847 y 1876. Son firmas y rúbricas de diversos personajes que menudearon por la iglesia del pueblo de Alcolea, donde debió de dar servicio el sagrado libro. Sobrecoge una declaración, perdida entre un mar de garabatos, en la esquina superior de la segunda de las hojas blancas, en letra minúscula, redactada en estos términos:


Cipriano Abadías Presbítero
Regente en Alcolea año 1871 yo lo hice yo yo
y yo yo y yo pero nunca sabrán quién ha sido

martes, 3 de agosto de 2010

Domicilios, 16






















Compró las dos casas. Desahució al ocupante del local. Unió las viviendas por dentro. Y comenzó a excavar. En el patio interior. Que previamente hizo cubrir. Un terreno arenoso entre las rocas sobre las que descansan los cimientos del edificio. La primera palada el 30 de marzo de 2003. Al principio sacaba el producto de la excavación en bolsas de plástico. Y las vaciaba en el contenedor de la basura. Luego en una carretilla. Que volcaba en el remolque de su todo terreno. Y al vertedero municipal. Al sector que admite escombros.

Transcurridos siete años reviste ahora el gran boquete. Un boquete que adquiere forma de vivienda. De tres pisos de profundidad. Aluminio. Fibra. Y algo de madera. La temperatura constante. La renovación de aire resuelta. Sólo pendiente el espinoso asunto de los desagües. Pero hallará el método. Pablo es feliz. Su casa subterránea. De acceso secreto. Que sólo él conoce. Su casa tumba.

viernes, 30 de julio de 2010

La soledad de Bombillón

Se cumple ahora un año de la muerte de Bombillón. Bombillón el fotógrafo. El fotógrafo animalista del que conservo dos obras suyas, dos retratos estremecedores. El primero es un plano frontal de un alacrán cebollero, esa bestia menuda, vigorosa, que remeda a la perfección a un perro de presa y de la que Bombillón era admirador irreductible, en parte, según me dijo, porque gracias a ella consiguió el único notable en sus estudios al enumerar, en un examen de ciencias naturales en que se pedía citar un insecto ortóptero, varios de los nombres que recibe en nuestra patria: alacrán cebollero, cortón, grillo real, grillotalpa, y otros que ya no recuerdo. El segundo es terrible. Un caracol recién aplastado pero aún vivo es devorado, al alimón, por una gran babosa negra y por una caracola, ese gasterópodo del que se acostumbra a encontrar su concha cónica vacía pero que rara vez se puede ver completo y menos en labores canibalísticas. Bombillón dejaba su alma en las imágenes. La soledad suicida del alacrán cebollero salido de la cuneta herbosa tras la tormenta e inmortalizado en el punto en el que se dispone a cruzar la carretera y la soledad indefensa del caracol de huerta con la cáscara hecha trizas y un resto de vida débil ofrecida a la voracidad de dos teóricos amigos de la familia, eran formas de su soledad. ¿Nos estará fotografiando, como nuevos animalejos, desde la soledad celeste?

martes, 27 de julio de 2010

Raro fenómeno

Fue ayer por la mañana al bajar a la calle cuando noté la primera conmoción. Mi cabeza giró violentamente hacia la derecha, rebotó hacia la izquierda y luego volvió a su posición inicial, mirando al frente, al quiosco al que me dirigía para comprar la revista de crucigramas. La verdad es que todo fue muy rápido y no dejó consecuencia alguna. Por la noche, tras encerrar el coche en el garaje, caminaba hacia casa muy tranquilo cuando sentí un cosquilleo en la nuca y, de repente, la cabeza empezó a ir de un lado a otro, algo caída al principio pero situándose en un plano medio, por la fuerza centrífuga, a medida que aumentaba la velocidad de ese movimiento pendular horizontal. Me quedó un ligero dolor muscular a nivel de las cervicales. En el día de hoy he tenido, hasta este momento, sólo un episodio, pero diferente, diferente porque los movimientos han tenido un acompañamiento si no musical sí al menos acústico y, también, una señalización visual de gran efecto: la oscilación anteroposterior (barbilla golpeando el esternón, coronilla golpeando la parte alta de la espalda) se producía entre bramidos nasales como de corzo y destellos azulados en los pabellones auditivos. Espero, con impaciencia, la sesión vespertina. (Mi amigo y vecino, el cameraman Jorge Ordaz http://jorgeordaz.blogspot.com/ , consigue tres instantáneas del primero de los procesos en las que se comprueba cómo se modifica mi cara según la posición que ocupe: cuando gira a la derecha es la cara de un caballo, cuando gira a la izquierda es la de un perro y cuando está de frente es la de una mujer.)

jueves, 22 de julio de 2010

Nápoles - Montefrío





La emoción conseguida al encontrar parecidos iguala o supera la emoción procurada por la forma en sí, por la circularidad perfecta de las cúpulas.


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Imagen de Montefrío (prov. Granada) y hallazgo del parecido: Antonio Erena.

lunes, 19 de julio de 2010

La ausente

Hablaban. O hablábamos. Es difícil saber si yo narraba el sueño o si formaba parte de él. Un grupo de hombres y mujeres sentados en torno a una mesa con inequívoco aspecto de profesores de instituto dirige sus invectivas hacia alguien ausente pero de indudable importancia en el organigrama del centro. Acabo de despertarme y, pese a lo inmediato, no logro fijar el escenario. Se desvanece lo soñado. Ahora, sin embargo, aparece una imagen de ella, el sujeto de la reunión, no sé si fruto de mi conocimiento personal o de las conclusiones que extraigo tras presenciar el cónclave. Se trata de una señorita de agradable aspecto que rondará la treintena. Hago un esfuerzo y recupero un plano general en el que creo reconocerme sentado en un extremo de la mesa. Es un aula habilitada para seminarios y que se halla sumida en la penumbra. Apenas tomo la palabra. Debería haberme implicado más. Defendido a Laura. Para mí siempre fue una persona importante. Si tengo valor la llamo esta tarde. Pero, ¿aún vivirá? ¿Y yo?

viernes, 16 de julio de 2010

Hombres extraordinarios, 4

Los conciertos de dulzaina de la corte del príncipe Xian del Reino de Chu tenían fama por el elevado número de músicos que tocaban al unísono y por el elevado sueldo que recibían. Por esta razón un letrado llamado Nuang solicitó un puesto en la orquesta y el príncipe, fascinado por su simpatía y don de gentes, se lo concedió. Muerto Xian le sucedió su hijo Min al que le gustaban los solos por lo que Nuang pensó huir pero, tras meditarlo, pidió audiencia al príncipe y le confesó que nunca había tocado la dulzaina, que llevaba veinte años simulando que lo hacía y que ahora, adquirida la experiencia en muecas y gestos, se ofrecía a su alteza para interpretar solos silenciosos en las escuelas de sordos del Reino. El príncipe Min aceptó la oferta y, pasado un tiempo, cuando Nuang empezó a notar los estragos del reuma, lo llamó a palacio, le agradeció sus servicios e hizo decapitarlo.

miércoles, 14 de julio de 2010

Maestro Kapuscinski

Cogían los peces, que saltaban sobre una mesa larga chorreando agua, les golpeaban la cabeza con una pesa, los vaciaban a la velocidad del rayo y, con un movimiento brioso del brazo, lanzaban las vísceras al golfo. A aquel sitio acudían en tropel infinidad de peces para abalanzarse sobre los desechos. De madrugada, los pescadores los cogerían en sus redes y los arrojarían sobre su resbaladiza mesa, directos al degüello.

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Viajes con Heródoto, 2004.

martes, 13 de julio de 2010

Superdotados, 1

Cintia López, secretaria, prolonga la vida de los bolígrafos hasta extremos impensables; sus compañeros de oficina le pasan estas herramientas cuando empiezan a fallarles.

Dositeo Turmo, maestro herrador, tiene supervista, ve cosas de talla minúscula, cosas que nadie ve y que incluso algunos dudan de que existan.

Nolasco Bermo, “Polilla”, y Senén Pérez, “Patarra”, manijeros del cortijo cordobés Salsipuedes, imitan el bufido del búho real, el arrullo de la paloma torcaz y la voz de las mujeres que agonizan durante el puerperio.

Lurdes y Glorieta Sanagustín, “Las Princesas”, hermanas, empleadas de la zaragozana fábrica de galletas Patria, acumulan en sus labios tal cantidad de carmín que vistas de perfil no desmerecen de los indios botocudos.

Mateo Centolla, “Pitorro”, jugador de guiñote del Círculo Oscense, acaba de publicar un opúsculo en el que enumera las tretas gracias a las cuales consiguió un accésit en el Primer Concurso Nacional de Ingestión Rápida de Bizcotelas y Cráneos de Conejo Doméstico celebrado esta primavera en Larva, provincia de Jaén.

domingo, 11 de julio de 2010

Varios, 4

“Ha muerto El Añejo”. (Conversación telefónica)

“No permitas que te vean sangrar”. (Manual de defensa personal)

“Es un Jonda”: Aurora Egido Martínez dixit refiriéndose al Honda de una amiga.

“Manatán”: Luis Zubero Claver dixit refiriéndose al filme de Woody Allen.

“Más limpio que una pantera”: Ziva David dixit (en NCIS, versión doblada al español) siendo reprendida por Tony DiNozzo que le aclara que la expresión correcta es “más limpio que una patena” a lo que ella pregunta “¿y qué es una patena?” y él, que no lo sabe, escurre el bulto con una sonrisa de superioridad.

“Está foteando la Peña Oroel”: un hombre se lo comenta a su hijo al pasar andando por un camino desde el que observo con prismáticos las aves que sobrevuelan ese macizo.

“Con esos aparatos ven a través de los cristales” le dice un paisano a su mujer, a lo que ella pregunta: “¿son maquis?”. (Años sesenta, me aproximo a pie a una casucha solitaria cerca de Igualada, en la provincia de Barcelona. Voy de prospección ornitológica en compañía de Alejandro de Juan, ambos con prismáticos en bandolera. Está claro que el personaje aunque dijo “cristales” quiso decir “paredes”)

“Casi todos los maquinistas hemos arrollado a alguien”. (En la prensa)

domingo, 4 de julio de 2010

Grupos, 2


























Un óleo socialmente inaceptable (1863) y psicológicamente
imposible en el que sorprende el gran parecido entre la mujer
desnuda y el hombre de su izquierda. Lo interesante es saber
que la mujer desnuda dispone del cuerpo de Suzanne Leenhoff,
esposa de Manet, y del rostro de Victorine Meurent, modelo
habitual del pintor, y que el hombre de su izquierda es
Ferdinand Leenhoff, hermano de Suzanne; de ahí parece
lógico esperar similitud en sus cuerpos (de hecho lo hay
en l’allure, el porte, la compostura, el aire) pero no en
sus caras que, sin embargo, son prácticamente idénticas.

viernes, 2 de julio de 2010

Grupos, 1



















La familia Pongio comerciaba en el sector de las gallinas infernales
y gozaba de posición desahogada.
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Archivo Fran Ferrer

miércoles, 30 de junio de 2010

Errores vulgares

Robin Robbins señala que Realdo Colombo, en De re anatomica (1559), considera que el enrollarse y desenrollarse del prepucio durante el acto sexual produce un placer infinito del que las mujeres judías están privadas bajo la ley del Antiguo Testamento. Pero Robbins añade que el deseo de cópula de las mujeres judías con varones cristianos puede obedecer a simple esmegmafilia.

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Nota al capítulo “De los judíos”, del tratado Sobre errores vulgares o Pseudodoxia Epidemica (1646) de Thomas Browne, en el que se diserta sobre el supuesto hedor de dicha raza y su condición circuncisa. Utilizo la edición, abreviada y anotada, de Daniel Waissbein; Siruela, Madrid, 2005.

Try One




















Archivo Fran Ferrer

martes, 29 de junio de 2010

Hombres extraordinarios, 3

Escenario: en la calle, frente al portal, esperando a que salgan (que se vayan, que dejen el piso) para cobrarles. Gestos: saca la mano derecha del bolsillo del pantalón sujetando un fajo de billetes doblados por la mitad, liados o no con una goma y, cuando el inquilino paga, incorpora los nuevos billetes al fajo con un movimiento rápido y certero. Reflexión: parece que el sentido de arrendar no sea conseguir un beneficio económico sino permitirle actuar con maneras cinematográficas ejerciendo de cobrador, representando el papel archisabido del individuo frío, hosco, de mediana edad, mirada mortecina, que recauda para él o, casi siempre, para otro. Final del proceso: no necesita buscar, ha corrido la voz y le llueven ofertas por doquier; enfundado en un terno oscuro no raído pero sí con sospechosos lamparones, camisa arrugada de cuello blando, corbata anodina malamente anudada, se le puede ver entregado, blandiendo los billetes, agachando la cabeza al contarlos, en pleno trabajo, no ya para él, para todos los que tengan a bien encomendarle la tarea del cobro, sin comisión, complacido al ejercitar esa faena y no por presumir de la propiedad de un sinnúmero de inmuebles como apunta el malicioso ignorante de turno

domingo, 27 de junio de 2010

Hombres extraordinarios, 2

Imagen fundamental: Sánchez sale de casa todas las mañanas tras el desayuno, perfectamente caracterizado de alto ejecutivo, rumbo al trabajo inexistente; en qué ocupa esas horas de supuesta oficina y cómo consigue aportar a la unidad familiar el equivalente del sueldo son cuestiones secundarias como también lo es la imagen del regreso vespertino con signos de agotamiento y la enumeración de las vicisitudes diarias.

Sin embargo una de esos componentes secundarios deviene principal para un fortuito observador. Sánchez recorre a pie todos los días varios quilómetros por una solitaria carretera de montaña pero, sin que él lo sepa, esa vía rodea la base de un montículo desde el que realiza prospecciones naturalistas y meditaciones trascendentales un ornitólogo-escritor. No sabemos a donde se dirige el falso gerente ya que en un punto el camino traza una cerrada curva y su figura desaparece pero, con el buen tiempo, se le ve caminar con el torso al aire, guardadas en el attaché que balancea con notable ritmo la americana, la camisa y la corbata. Tampoco sabemos cuándo regresa, en el supuesto que lo haga por la misma ruta. La diaria peripecia del farsante, distorsionada por la soledad y la exigencia épica, ilumina al vate y le ayuda en la composición del poema “Octavio James 2” recogido en Fámulo que, a su vez, conforma la entrada http://ferrerlerin.blogspot.com/2008/12/la-carretera.html

Hombres extraordinarios, 1

“Kramer uses a bathroom in a office building and just begins working there.” (Epguides, sumario del episodio 137 de Seinfeld.) Cosmo Kramer se pone a trabajar en una empresa sin cobrar, sin estar contratado, sin que nadie se lo pida, con naturalidad, sin reflexión alguna, sin premeditación. Extraviado por los pasillos tras salir de los servicios, se añade al flujo de empleados que tras la hora del almuerzo van incorporándose a sus puestos. Como uno más entra en un despacho, se sienta ante una mesa y adquiere desde ese momentos los hábitos de cualquier ejecutivo. Le vemos trajeado, con una cartera bajo el brazo, madrugador, entregado, cumplidor, hasta que pasado un tiempo -¿unas semanas?- es llamado al orden por el jefe: no está contento con él, su rendimiento es catastrófico; Kramer sin inmutarse arguye que, realmente, lo que sucede, es que él no trabaja allí, y el jefe contesta, con total parsimonia, que él ya lo sabía.



Dejando aparte el chusco desenlace la historia es ejemplar. El personaje del impostor, del simulador, del intruso, tiene un gran arraigo social. Pero se trata, en general, de acciones “interesadas”: colarse en un cóctel, en una boda, en un espectáculo; cohabitar con la mujer de un hermano al abrigo de la oscuridad del dormitorio; incluso ocupar un puesto de trabajo de rango superior aprovechando una ausencia, como Melanie Griffith en Armas de mujer. Pero Kramer se mueve por simple mimetismo, desarrolla una labor de imitación de gestos, actitudes, atuendo, que lleva en sí misma la gratificación: una complacencia de índole actoral, de pura filigrana artística. Porque estamos hablando de una estirpe de hombres que nunca pensaron que el dinero pudiera llegar a través del trabajo, que no reconoce como lógica la relación causal entre empleo y salario (como no la hubo entre cópula y embarazo, para muchos de nuestros congéneres, hasta tiempos recientes).

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"Kramer", en la sección 'Facsímiles' de Papur.

jueves, 24 de junio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

Iberia





















Las intensas lluvias de los últimos años han sacado a la luz parte de la muralla ibérica de Benzalá, la antigua Batora de los turdetanos, en Torredonjimeno (Jaén), al arrastrar la capa de tierra que la cubría.

Información y fotografía: Antonio Erena Camacho.

domingo, 20 de junio de 2010

A la deriva




























"Adrift" (2008). Julie Speed (Chicago, 1951).
Ver también la cubierta de The Oval Hour en
http://ferrerlerin.blogspot.com/2010/06/huso-horario.html

domingo, 13 de junio de 2010

Hallé la semimona





























Por fin. Tras varios meses de intensa búsqueda hallé la semimona. La que me acompañó durante décadas en ensoñaciones y desvaríos. No la semimona del profesor Eduardo sino la primera, la semimona de mi infancia, representada en un grabado de un manual sepultado por otros en el fondo de una caja situada en el almacén de la Gran Vía madrileña. ¡Qué libro! ¡Espléndido! Historia Natural Popular; Biblioteca Hispania; Editorial Ramón Sopena, S.A.; Provenza, 95; Barcelona; 1947. El autor Celso Arévalo: Catedrático de esta Enseñanza en el Instituto del Cardenal Cisneros, Jefe de Sección del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Consejero de Caza y Pesca del Ministerio de Fomento. En la cubierta, en relieve, aparece una imagen a todo color de un tigre de Bengala; en la guarda mi nombre a lápiz, subrayado, en limpia caligrafía materna.

sábado, 12 de junio de 2010

Huso horario























La hora oval, Francisco Ferrer Lerín, Barcelona, 1971.
The Oval Hour, Kathleen Peirce, Iowa, 1999. (Premio William Carlos Williams, 2000)

viernes, 11 de junio de 2010

Moción bis

La traslación anónima o automática de muebles es un fenómeno conocido desde la antigüedad. Por lo que respecta a mi ámbito familiar recuerdo los fragores nocturnos consecuencia del arrastre de camas, cómodas o secreteres en el piso situado sobre el nuestro en la avenida José Antonio 688 de Barcelona. Mi padre llegó a hablar con un comisario de policía, paciente suyo, pero este no le dio importancia al asunto diciendo que era algo normal en la mayoría de casas de la derecha del ensanche. Ahora, y esto me preocupa grandemente, llevo unas semanas comprobando como se mueven muebles, en especial los más pesados, aquí en mi domicilio de Villaviciosa de Asturias. (“Sólo levantarme corro al salón a ver si hoy también... Creo que voy a enloquecer.”)

lunes, 7 de junio de 2010

Domicilios, 15






















Estas son “las dos casitas contiguas repletas de historias y orientadas de espalda al sol” de las que habla con pasión Milton Rosas en sus artículos dominicales. En una de ellas viviría la Sra. Loverdos (con mayor probabilidad en la primera, en la de fachada más clara) y sería a través de las persianas americanas ligeramente subidas, que condenan esos balcones bajos enrejados, por donde se verían ir y venir los inquietos cachorros de fox terrier cuando aún disponían de alimento gracias al cadáver de la anciana resbalada en la ducha al pisar el jabón de tocador, procedente del hotel Gran Vía de Barcelona, regalado por su sobrino Fran que en aquella época viajaba mucho.

viernes, 4 de junio de 2010

Detritos

"El cúmulo inmenso de basuras y cenizas de Battlebridge existía desde los tiempos de la epidemia de la peste negra y el gran incendio de Londres; una montaña de inmundicias que proporcionaba alimento a centenares de cerdos." (Edith Sitwell, Ingleses excéntricos). En 1972 descubrí en las afueras de la ciudad de Huesca, en la carretera que va al pueblo de Apiés, junto a un poblado de gitanos, un cúmulo notable de basuras en el que un cerdo sin patas, a la manera de una gran lombriz, hozaba ufano. [Por cierto, quizá ciertos chasquidos labiales humanos deriven de los chasquidos que se producen al pisar las galerías de las lombrices en los campos llovidos y ya resecos.]

lunes, 31 de mayo de 2010

Domicilios, 14






















Al morir el padre decidieron derribar la vieja casa y construir una nueva en el solar resultante. Para los tres hijos. Con una distribución vertical para que todos tuvieran que subir el mismo número de escalones. Sobre la puerta de entrada se instaló el primogénito, en el centro el mediano, y el tercer cuerpo lo ocupó el menor, que era ciego.

Arte casual. Surrounded.




El jinete polaco (1656)
























Nadie sabe con exactitud quién está representado en el cuadro o qué representaba éste para el pintor. La levita del jinete es típicamente polaca, al igual que el tocado. Cuando lo vi por primera vez en la Frick Collection de Nueva York pensé que podría ser un retrato de Titus, el amado hijo de Rembrandt. Me pareció, y me sigue pareciendo, que era una pintura sobre el adiós al hogar, sobre la entrada en el mundo.
Una teoría más erudita sugiere que la pintura podría haber sido inspirada por un polaco, Jonaz Szlichtyng, quien fue algo parecido a un héroe rebelde en los círculos disidentes del Amsterdam de la época de Rembrandt. Szlichtyng pertenecía a una secta de seguidores del teólogo sienés Lebo Sozznisi, que en el siglo XVI negó la divinidad de Cristo como hijo de Dios, pues si lo fuera, la religión dejaría de ser monoteísta. Si el cuadro está inspirado por Jonaz Szlichtyng, la imagen que ofrece es la figura de un Cristo que sería un hombre, sólo un hombre que, montado a caballo, se dispone a enfrentarse a su destino.
El cuadro me gusta por las razones por las que podría gustarle a un niño: porque es el comienzo de una historia contada por un anciano que ha visto muchas cosas y nunca encuentra el momento de irse a dormir.
Y también por las razones por las que podría gustarle a una mujer: por su coraje, su insolencia, su vulnerabilidad, sus fuertes muslos.
Los hábitos ecuestres permanecen todavía visibles en los cuerpos y en la forma de moverse de los polacos. El gesto característico de poner el pie derecho en el estribo levantando en un golpe simultáneo la otra pierna se me viene a la cabeza en una pizzería de Varsovia, al observar a unos hombres y mujeres que posiblemente nunca se han aproximado y mucho menos subido a un caballo y que están bebiendo Pepsi-Cola.

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Fragmentos del libro Aquí nos vemos, de John Berger.

viernes, 28 de mayo de 2010

Liso

Justificación:

Se busca nombre para el juego y alguien propone “Liso”. En un ambiente lejano cuatro seres anodinos situados en las esquinas aguardan la señal para ocupar la tumba vacía excavada en el centro. Es un patio cuadrado al que no llegan los rayos del sol y al que no azotan los vientos: estamos definiendo un espacio para su uso en un cortometraje.

Reparto:

1: Canadiense.
2: Negra ociosa en la hamaca con un perro encima.
3: Terrón como nombre de persona.
4: Fugacidad del jardín.

Desarrollo:

Tremendo error. No se trata de una persona natural de Canadá sino de la prenda de abrigo habitual en los cincuenta conocida como “canadiense”. Harapo, andrajo, piltrafa echada en el rincón, dispone de no sabemos qué resorte para lanzarse a la fosa. Sin duda la imagen proviene de Viejo circus, del párrafo “mi sorpresa envalentonó a la cría y prodigiosamente comprobé que su tamaño real no era el que aparentaba. Debía de haber estado doblada toda la velada y de sus brazos surgieron hierros que abrieron mi carne chamuscando mi largo pelo y quebrando mi lomo.”

El pensamiento de la negra gira en torno a la idea de que Dios ama a los reyes moribundos y castiga al perro que magulla la forma inerme, así que lo sostiene con ambas manos con leves movimientos de disidencia; ella, que fuera reina de las llanuras del oeste y sabe que desde ese punto acudirán los sepultureros.

Terrón como nombre de persona pertenece a la dinastía suculenta aunque sólo sea una palabra. Llega pronto al lugar de salida, avizora el objetivo, busca la fórmula, afirma que no debe pronunciarse en vano cualquier réplica de origen tan oscuro y se adentra taciturno en una mitología privada. Repleto de dolor mortal toma el aspecto de la edad indefensa y tortura la noche con sus gritos de rocalla.

La fugacidad del jardín reside en su sombra. Una sombra que carece de piezas dentales, de hegemonía, de aire oculto, pero que maniobra entre los residuos del bien con la madre y el bufón lanzador de cáusticas inconveniencias. Cabe la confusión con la fugacidad de la tormenta, de condición ahorradora, y muchos aseguran que es el fruto adverso de quien no halla lápidas adecuadas, cubiertos de vigilia o excelentes consejos.

Agüilla

Los encuentros en los estancos deparan a menudo grandes satisfacciones. Hoy he ido a franquear una carta para mi hijo que vive en Cercedilla y allí estaba ella haciendo cola para comprar dos paquetes de Marlboro con un body negro resaltando ese busto que adoran los futbolistas y una sonrisa exultante que he rubricado con dos besos en las comisuras. Alguien ha entrado y al socaire del tumulto he rozado mis enfundados genitales con su muslo izquierdo caliente como piedra foguera a lo que ha respondido que me vio en no sé qué periódico y que se me veían aún buenas piernas (parece ser que esa parte la vuelve loca). Tenía yo prisa por llegar a casa. En efecto había manchado los bráslipes; un licor no sé si prostático o de Cowper. Primavera.

martes, 25 de mayo de 2010

Seguimiento fatal






























Dos hombres caminan rápidos. Maletín rojo en mano cambiada, debido al peso. Cuello de la americana clara algo levantado, por alguna maniobra violenta reciente. El de la cazadora azul varía a menudo la distancia entre él y su compañero, sin duda vigila. ¿Alguien puede identificarlos? ¿Y las calles? ¿De qué ciudad?

viernes, 14 de mayo de 2010

Qué queda

Isabel Montero Grebas, pastelera, tres horas y veintiséis minutos.
Elvira Morcas, auxiliar administrativo, tres semanas y seis minutos.
Berto, masajista, cinco días, siete horas y catorce minutos.
José Luis López Barragán, médico de familia, tres días y tres minutos.
Aurora López Pac, mi esposa, un año, un mes, una semana y once minutos.
Miralles, ceramista, cuatro minutos.
Elvira Ferrer López, mi primogénita, dos días y cincuenta minutos.
Sandra Ferrer López, mi hija menor, un mes, veinte días y siete minutos.
“Cantinflas”, peluquero, cuatro horas y diez minutos.
Magdita Pérez Sadurní, artista, un año, un mes, una semana y un minuto.
Manuel Villa, quiosquero, tres horas y seis minutos.
“Grasbo”, conserje, dos horas y catorce minutos.
Pedro, conserje, dos horas y tres minutos.
Javier Lorbés, chófer, veinte horas.
Ramón Fuentes García, bancario, seis horas y un minuto.
Tilde Cebollero, bibliotecaria, un mes y cuarenta minutos.


Sí, son los tiempos totales que pasaré con cada una de estas personas, de aquí a mi fallecimiento, obtenidos por la suma de los tiempos parciales correspondientes a los encuentros que se producirán con cada una de ellas. Calculo los años que me quedan de vida acogiéndome a la media de mis antepasados y calculo la duración de los encuentros acogiéndome a la media de los del último trimestre. El término "encuentro" no supone siquiera intercambio verbal, vale la coincidencia a una distancia reducida con reconocimiento visual por ambas partes.