sábado, 27 de noviembre de 2010

JMMD PRES FFL

Sr. don Francisco Ferrer Lerín
Jaén, 26 de noviembre de 2010

Amigo Paco, aquí llevas [JMMD PRES FFL], tal cual lo subí a tu lectura de aquel día de después, el texto con que había previsto presentarte. Pendiente tiene, si buscase acomodo en algún lugar, antes que otras muchas matrices que aquí tengo y que podrían entrar —lo que falsificaría la cosa—, las datas bibliográficas de lo mencionado, citado o referido —imprescindibles por la naturaleza del texto y mi condición de eurodito.

-----


FFL: dos días después
Juan M. Molina Damiani

Francisco Ferrer Lerín vio durante una época más de cuatro películas diarias.
Tahúr de Jaca, Francisco Ferrer Lerín desprecia las tácticas miméticas de las masas y ha buscado el porqué de miles de actos estúpidos ajenos y propios pero sólo le ha sido dado dar con el sonido de una vara de mimbre [La hora oval, 101; Cónsul, 18].
A Francisco Ferrer Lerín, de hacerle caso a Félix de Azúa, Castellet, Gimferrer, sus novísimos y toda aquella cuadrilla lo conocían con el mote de «El Buitre», aunque antes ya lo llamaban en el colegio «El Pajarito», acaso, no se sabe bien del todo, por su hipersexualidad impía y retráctil.
A Ferrer Lerín le repugna el afán de originalidad.
Que yo sepa, de Ferrer Lerín han escrito Daniel Hübner, Beatriz Huarte, Javier Ozón, Antonio Lucas, Antonio Fernández Molina, Antoni Marí, Jorge Ortega, Santiago Montobbio, Sergio Vilar, Manuel Esteban, Fernando Savater, Alfredo Saldaña, Carlos Jiménez Arribas, Luis García Jambrina, Juan Carlos Abril, Pedro Luis Casanova, José Viñals, José Calabrús, Antonio Legido, José Antonio Gabriel y Galán, Jenaro Talens, Ricardo Abalsamo, Leopoldo María Panero, Túa Blesa, Enrique Vila-Matas, Pedro Gimferrer (luego Pere), Fanny Rubio, José Luis Falcó, Manuel Ruiz de Adana Castro, Jaime Mundo y Anna Luna Milá.
Yo conocí a Paco Ferrer Lerín cuando vivía en Huelma. Cuando yo vivía en Huelma y él y su familia lo hacían en Torredonjimeno. El enigmático Ferrer había publicado a finales de 1987 dos artículos en el Diario Jaén. Llamé a la redacción. Les pregunté por el conducto por que se había hecho el periódico con esas colaboraciones. Me dieron una dirección de Torredonjimeno. Allí que fui. En su despacho me habló de los necrófagos que estaba repoblando, de los poetas de la Escuela de Barcelona, de Jaime Gil, Carlos Barral y otros poetas a quien trató de joven, insignificantes muchos [La hora oval, 62].
A Ferrer Lerín le repugna el afán de originalidad, ya lo he dicho.
La rareza de Ferrer Lerín es inclasificable: nunca puso su vida al servicio de la literatura. A la literatura la ha tenido siempre como empleada del hogar de su vida. Escribe aún hoy para mitigar un ruido que tiene en la cabeza. Su estética es terapéutica y bestial [Bestiario, ¿?].
Muchas de las cosas escritas por FFL son producto de la escritura automática: su surrealismo es de estirpe dadá. Por muchos premios que aún puedan seguir dándole, no creo que la historiografía pueda encajarlo en ninguna tipología [La hora oval, 131; Cónsul, 16].
Paco ha aceptado el riesgo de no ser leído a ver si así alguien siente curiosidad por leerlo. La factura que se paga por estos atrevimientos suele ser cara: los lectores profesionales lo borran de sus índices onomásticos y listines de teléfonos.
Según su novela Níquel, autobiográfica, Ferrer Lerín fue agente de la CIA. Su obra esta plagada de matones, violencia, sangre, sexo y chicas que hablan con desconocidos a cambio de dinero.
Paco habla, cuando le preguntan por sus maestros, de Borges, Saint-John Perse, Ezra Pound, Poe, Cela, Ana María Matute... Es un poetófago: su obra se alimenta de textos vivos que él sacrifica previamente y luego deja descomponer en el muladar de su mesa.
De la vida de Ferrer Lerín sabemos mucho pero se desconoce lo esencial, que vive como un estado de gracia cualquier arremetida del esplín o del cafard [De las condiciones humanas, 27].
Ferrer Lerín es el responsable de que la península ibérica aún cuente con varias especies de necrófagos que hace un par de décadas estaban medio desaparecidas. Novísimo, pues, pero del sector agrario-ganadero [Solapa, El jugador ¿?].
Paco Ferrer Lerín está casado con Concepción Jiménez Castro. Tienen dos hijos.
En la Barcelona de los años sesenta Paco vivía del póquer, del póquer chiribito: desplumaba a pichones con dinero fresco. Dotado biológicamente para las timbas, Paco admira a Faulkner y Piranesi —que no se me olvide decirlo [Níquel: 135].
La lírica es lo más parecido a la masturbación. La épica es siempre violenta. El humor de Paco es dramático, quiero decir: teatral y dialéctico. Suyo podría ser el constructo de que frente a la realidad histórica, periodística o literaria está la realidad científica de lo jurídico, su maza y su silencio administrativos [Dónde, ¿?].
A Paco Ferrer le dieron anteayer el Premio de la Crítica. Yo me enteré por mi mujer, a quien llamó la suya para decírselo. Él estaba preparando la maleta para venir hasta Jaén, pensando en cuándo podría ponerse a comer si alguien le calentaba antes las lentejas.
La disolución de los géneros literarios es la matriz donde se genera la poesía de Ferrer Lerín. Si bien, ojo, la música de sus textos deriva de las imágenes que contienen —imágenes hechas con palabras, cuidado: de aquí su mérito.
FFL no es un literato.
Infinidad de actos violentos pueblan las historias de Francisco Ferrer Lerín, ya lo he dicho: un autor, sin embargo, nada tolerante con los tardonaturalismos naïf tan de moda en esta época.
A Paco le aburre la literatura seria —Lorca, Unamuno, Azorín y en este plan. A Paco, si no miente, lo que le entretiene es escribir la suya propia: incoherente, hecha de fragmentos, de naturaleza visionaria pero un punto astigmática, o sea: imaginista [La hora oval, 72].
A Francisco Ferrer Lerín algunos maestros lo han copiado sin haberlo leído, sin conocerlo. Incluso algunos por adelantado [Data: ¿?].
Ferrer Lerín ya había hecho las maletas cuando Castellet empezó a tramar lo de sus Novísimos. Y así que lo supo, aceleró su marcha.
Paco Ferrer sabe que para ser poeta no es necesario escribir versos. Que escribirlos suele ser, muchas veces, una prueba de cargo para negarle a cualquiera su condición de artista.
Paco Ferrer Lerín siempre anda haciendo las maletas, cogiendo trenes o taxis, cambiando de planes, llamando a su gente por teléfono. Duerme una media de ocho horas diarias, repartidas en cuatro sesiones de dos.
A Paco Ferrer le repugnan las personas que lo consideran un artista o un intelectual, categorías a día de hoy que forman parte del imaginario de la burguesía más zafia y de los obreros con afán de desclasarse.
Nada de simbolismos hay en la obra de Ferrer Lerín pero mucho, empero, de la tensión epocal que padece nuestro tiempo desde hace más de setenta años.
Informal y matérica es la escritura de Ferrer Lerín. Y elegíaca porque sabe del fracaso de la aristocracia de la inteligencia.
Tengo una colección de cartas manuscritas de Ferrer Lerín. La primera de comienzos del año 88; la última del 2003. Podrían ganarse unas perras con ellas dentro de unos años. Cuando quieran quedamos. Paco me ha prometido que le certificará al comprador su autenticidad sin costo alguno añadido.
Son cartas interesantes para los eruditos locales de aquí: tratan de nuestra pintura, de nuestra literatura, de nuestro teatro de marionetas. En algunas salen algunos de ustedes. Son muy divertidas.
Acabo: yo no soy arrogante. La obra de Francisco Ferrer Lerín, sí. Yo sólo soy uno de sus fámulos de Jaén, el más humilde [De las condiciones humanas, 39, 43].

JMMD
19 de abril de 2010
Presentación de la lectura de FFL en la Universidad Popular de Jaén

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor Ferrer Lerin yo me precio de conocer todos sus libros y me a sorprendido que eeste guión de intervención se cite uno llamado "El jugador".

Ferrer Lerín dijo...

En el año 2000 participé en un ciclo de conferencias organizado por el Instituto Francés de Barcelona titulado Pasiones Literarias, correspondiéndome hablar,¡cómo no!, sobre la pasión por el juego, y lo hice comentando la novelita de Dostoievsky "El jugador". Fruto del ciclo fue la publicación de un libro por Ediciones del Bronce, en 2001, que recogía dichas conferencias amén de unas notas biográficas finales que en mi caso, por su originalidad (desconozco quien la redactó), sirvió de material para notas biográficas posteriores. Damiani, que ya advierte sobre la carencia de información bibliográfica completa en estos apuntes, utiliza la clave 'El jugador' como referencia al contenido de la nota.

Anónimo dijo...

Soy Anónimo de antes. ¿Dónde puedo encontrar este libro de la Editorial del Bronce?

Ferrer Lerín dijo...

Escríbame con sus datos a la dirección electrónica asociada a este blog y le hago llegar un ejemplar.

Planes dijo...

A mi no me parece arrogante la obra de Ferrer Lerin

Lupo dijo...

He acabado el trabajo en la platform.Podre desde ahora estar atento a su blog. Le dire que no estoy de acuerdo con muchas cosas que dice el señor Molina Damiani por ejemplo lo de que cuando podría ponerse a comer, como si fuera un hambriento. Tampoco es cierto que Ferrer Lerín no sea un literato: que es un literato entonces? Y en cuanto a las copias lei por ahí que Ferrer Lerín es el poeta actual mas copiado.

Joan Marrugat dijo...

Hermosa semblanza.

La Vieja Dama dijo...

Hermosa entrada, hermosa semblanza y hermoso narcisismo (porque puedes). Me encantas!!

Ángel Cerviño dijo...

Los que nos hemos educado el gaznate con el ron pirata del señor Ferrer Lerín tenemos un problema: casi todo lo demás nos parece cocacola

G. F. A. dijo...

Yo también tengo cartas tuyas, dos exactamente, de cuando vivía en Madrid y tu me visitabas a veces. Dentro de unos años no se si podré ganar unas perras con ellas porque pronto estare muerta.

Ferrer Lerín dijo...

Lo iba a suprimir (¡uno más!) pero me ha hecho gracia su tono falsario.

La Vieja Dama dijo...

Te olvidaste del blog?